Se suele pensar que un bebé por ser liviano podría adaptarse a cualquier tipo de colchón, sin embargo, la mala calidad de un colchón podría ser la causante de sus despertares nocturnos y no sólo eso, también podría estar poniendo en riesgo su seguridad.
Un colchón debe ser resistente y duro para evitar que el bebé se hunda y reducir el riesgo de asfixia, asimismo, los colchones muy blandos a la larga podrían dañar su columna vertebral.
¿Cómo preparar la cuna?
Es de suma importancia comprar un colchón de la medida de la cuna para evitar que se formen vacíos en las orillas. Si mandaste a hacer tu cuna (tradicional o Montessori), presta mucha atención a las medidas para que cuando elijas el colchón quede sin huecos alrededor, pues aunque no sean lo suficientemente anchos como para que tu bebé se caiga por ahí, el hecho de que se ruede y su carita quede entre el colchón y los barrotes de la cuna podría obstruir el flujo de su respiración. En Memory Foam hacemos colchones a la medida que el cliente quiera para que esto no te pase a ti.
Materiales
Lo ideal es elegir un colchón de viscoelástica, este material impide que los bebés tengan puntos de presión en el cuerpo, lo cual es básico para evitar tanto el riesgo de asfixia como el de daño a la espalda. También, es sumamente importante elegir marcas que fabriquen colchones hipoalergénicos. Aunque suelen ser más costosos, es una inversión, pues podría evitar algunas visitas al pediatra. Memory Foam cumple con estas dos características, además de que estudiamos los niveles de firmeza ideales para el buen descanso y la seguridad del bebé. También, es importante que la ropa de cama sea de materiales naturales como el algodón, pues los sintéticos podrían causarle alguna reacción a su piel tan delicada.
Los básicos
Un cubrecolchón es indispensable, recordemos que el pañal muchas veces no es suficiente para evitar accidentes y los colchones no se lavan con agua y jabón como cualquier otra superficie, la mayoría requieren de servicios profesionales que a veces utilizan materiales que podrían no ser los más amigables para el organismo tan nuevo de nuestro bebé.
El protector de cuna (o bumper) puede ser la diferencia entre un buen moretón o un “aquí nada pasó”. A partir de los cinco meses que el bebé comienza a rodar y puede pasar en un instante de estar bocarriba a bocabajo, los barandales de la cuna pueden ser un arma de doble filo, si bien pueden detenerlo de una caída libre, también pueden lastimarlo si se estrella contra ellos. Elige un protector suave, que se amarre a la cuna y quede bien fijo.
Procura evitar aquellos muy acolchonados porque también pueden incrementar el riesgo de asfixia.
Si tu bebé sufre de reflujo elige un colchón que tenga más centímetros de grosor en la parte de la cabeza que en la de los pies de modo que quede una pendiente, como el Colchón Anti Reflujo de Memory Foam. Este tipo de colchones no sólo le ayudan a controlar el reflujo, también pueden evitar un accidente con su vómito.
Recuerda que para ayudar al buen descanso de tu bebé y reducir riesgos:
- Siempre dormirlo bocarriba
- Utilizar pijamas calientes o saquitos para dormir en noches frías.
- Si es recién nacido utilizar gorro para mantener mejor el calor.
- Utilizar guantes para evitar que se rasguñe.
- Cuando el bebé ya duerma en su cuarto, siempre tener un monitor o bocina que permita vigilarlo.
- No utilizar almohadas.
Procura no aceptar colchones de segunda mano que ya fueron utilizados por mucho tiempo, pues podrían haber perdido firmeza.